enigma sn. martin

Los misterios y secretos detrás del héroe. José Francisco de San Martín , su vida en un enigma constante.


Episodio 25: «La Pirámide de la Inmortalidad»

«La Pirámide de la Inmortalidad»

Por Eduardo Guidolín Antequera

Hoy quiero contarte una historia del pasado que sigue siendo Presente.

Uno de los primeros reconocimientos que recibió el Libertador fue el gesto de su amigo y el eco de un pueblo entero, agradecido por sus esfuerzos y por su voluntad inquebrantable de venir a establecer el derecho de la libertad.

El glorioso pueblo de Cuyo quiso dejarlo plasmado al otorgarle las tierras que había solicitado, pensaron en un monumento que, para aquel presente (1816), funcionara como señal y legado para la posteridad. Un reconocimiento material a una gloria eterna que el tiempo confirmaría con un título imposible de ignorar: el Libertador de América.

¿Qué sucedió con ese monumento? Obviamente, no se hizo en aquel tiempo. Sin embargo, el 12 de julio de 1925, se inauguró la «Pirámide de Los Barriales» en el departamento de Junín. Tierra sanmartiniana profunda, a la vez marginada y relegada por la historiografía oficial y por una corriente que pretende reducir a San Martín a unas pocas cuadras simbólicas.

Lo más difícil de la historia es luchar contra las ideas instauradas.
Sobre todo cuando esas ideas son fruto de procesos socioculturales y de construcciones impuestas desde centros de poder, o escritas por personajes con voz y palabra dominante, muchas veces impositiva, que intentaron contar solo una parte —la que les convenía— de toda la historia.

¿De qué territorio te hablo? Del histórico y del actual: Barriales.
La gloriosa tierra de Barriales.

Vamos a recorrer este camino de fundaciones, cambios de nombres, divisiones políticas póstumas y todas las transformaciones que marcaron estas tierras irrigadas por el curso inferior del río Tunuyán, en su extenso recorrido por el llano de la provincia.

Porque cuando te digan que estas tierras están “al este”, hay que entender que esa ubicación no es neutra: responde a una mirada centralista, definida desde la capital mendocina, que muchas veces dejó fuera del relato oficial a territorios esenciales para la historia sanmartiniana. Y eso también es un tema que vale la pena revisar.

Sí, la zona Este de la provincia de Mendoza es conocida por su condición de planicie. Una región de tierras bajas, extensas, con una leve pendiente hacia el río Desaguadero. Aquí se encuentran los departamentos de San Martín, Rivadavia, Junín, Santa Rosa y La Paz. Una geografía que, lejos de ser periférica, ha sido fundacional en términos históricos, sociales y culturales. Pero que todavía espera ser reconocida en toda su dimensión.

Porque en la historia sanmartiniana, en el mapa real de su gesta, estas “tierras del Este” fueron tan importantes que ni siquiera la propia Mendoza, en su totalidad, ha terminado de dimensionarlo.

Mis trabajos tienen siempre dos caras, como una navaja.
Por un lado, el análisis del hecho histórico. Por el otro, la lectura de lo que ese hecho significa hoy, especialmente en términos de gestión cultural.
Es ahí donde aparece la tensión constante entre la verdad y la realidad: entre lo que fue y lo que nos hacen creer que fue.
Ese juego —a veces sucio, a veces heroico— se ha practicado hasta el hartazgo con la figura de José de San Martín, moldeado según las conveniencias del momento.

Porque el verdadero San Martín no es el que te hicieron creer.
Es una figura moldeada, tallada a piacere por los turnos de la política, los contextos sociales, los gobiernos de turno, las disposiciones del relato y, claro, los intereses detrás del bronce.

1816

Todo el rollo del conflicto que voy a plantearte tiene que ver, una vez más, con el mismo San Martín, ese estratega que sigue moviendo los hilos desde arriba, como si la historia aún fuera su tablero de ajedrez. Aquí comienza esta nueva novela. Y fijate bien en la fecha de la solicitud: nada en él era casual. Siempre, detrás de cada decisión visible, hay otra, invisible, que repercute en el futuro y lo convierte en presente.
Para quienes habitamos este suelo, esa fecha —aparentemente menor, administrativa, una más entre los tantos papeles del tiempo— podría leerse como una fecha fundacional. José de San Martín solicita tierras. Quiere volverse un hombre común, con horizonte y arraigo. Pero, al mismo tiempo, se adelanta al juego: habla de su vejez, de su retiro, de su deseo de descanso. En esa petición, en apariencia simple, se encierra el gesto de quien ya está marcando su territorio elegido, el lugar donde pretende que la vida se aquiete y el espíritu encuentre su forma definitiva. Hoy recorreremos el primer capítulo de esta historia que se fue novelando con el tiempo que son las Tierras del General San Martín en la hoy conocido Región o Zona Este, pero eso te lo voy a contar después porque ahí si hay quilombo, y uno grande. Va lo que te voy a contar también es de contradicción entre los historiadores, oradores, y los datos, pues siempre han contado una «partecita» de todo el proceso. Ese proceso está acá en este expedite completo. Hoy por el tema a abordar voy a citarte solo el pedido de San Martín y después iré aclarando por que oscurece.

Mend.a  y Oct.e 12 DE 1816

Vista al fiscal de Haciend.a

Es mui natural al hombre, preveer la suerte, q.e se propone pasar en la cansada epoca de su vegez. El estado de labrador es el q.e creo mas analogo á mi genio, y como un recurso, y asi lo á las inquietudes, y trabajos de una vida toda ocupada en el servicio de las armas.

           Mi fortuna menguada no me ha proporcionado jamás un fundo rural, con q.» contar pª esté estado, á q.e aspiro; pero ni aun el fixarme á un territorio, ó prov.ª en q.e goce de tranqui lidad. La de Cuyo es, la q.e ha podido desidirme p.r el buen caracter de sus havitantes, para elegir un rincon de ella, en q.» dedicarme á romper el campo, cultivarlo, y formar mis de licias. ·Y p.r haver propendido yo mismo á q.e se fomenten, se poblen y cultiven los q.e hai en inmenso espacio á la parte del norte del Retamo les profeso una desidida inclinacion.

           El corto numero de sincuenta cuadras llena mi aspiracion, y deseos, mas no puedo contar con ellas, si V. S. no me hace acrehedor á q.e. se me señalen p.r titulo de merced, y gracia.

El sumo valor á q.e se ha podido fixar el precio de quadra es de quatro p.r, y esto mitad al con- /[f. 1 v.] tado, y mitad á plaso, p.a poderse hallar compradores, y q.e desde luego gocen los dueños de un terreno q.e cultivar, y el terreno de propietario q.e lo trabage. Es decir, q.e las sincuenta cuadras q.e pido p.r merced, solo valen doscientos p.s. No los tengo, y en el caso de tenerlos las compraría. La voluntaria secion de la mitad de mis sueldos me ha reducido á pasar una vida frugal, y sin el menor ahorro p.a envolsar, ajustandome á una economía tan estrecha, como la porcion del sueldo con q. e contaba.

          Si V. S. cree q.e se me debe de hacer merced del terreno mencionado podrá librar en mi favor el titulo de propiedad, y sobre la marcha la posecion cometida á D. José Herrera, vecino de los Barriales, á quien se le cometen p.r su pericia, las q.e libra el Gov.no en favor de los propietarios, q.e concurren p.r compra.

         Dios gue á V. S. m.s a.s Mendoza octubre 12 de 1816.

José de Sn. Martin

S.or Governad.r Intend.te de esta Prov. a

[Margen:] Mend.a y oct.» 12 de 1816

Vista al Fiscal de Hac.da

[Hay una rúbrica de Luzuriaga].

710. – Expediente de la donación de una suerte de 50 cuadras en los Barriales, jurisdicción de la ciudad de Mendoza, solicitadas por el General en Jefe del Ejército de Los Andes, Coronel Mayor José de San Martín, y de la hecha a favor de su hija Tomasa Mercedes, por 200, contiguas a la primeras, en mérito de a los servicios prestados por su Padre en la Provincia de Cuyo. Pedido de San Martín para que estas últimas fueran distribuídas entre los individuos del ejército que se distinguieran en la campaña sobre Chile; dictamen del Asesor Ortiz, para que la donación a Tomasa de San Martín se mantuviera y se reservaran otras tantas para premiar a los integrantes del Ejercito; resolución del Gobernador Intendente Interino, Coronel Mayor Luzuriaga, conformándose con esta opinión y encomendando al Cabildo la distribución de dichas cuadras, y disposición del Ayuntamiento aceptando esa comisión. Mendoza, 12 de Octubre de 1816]

Aclaremos con Luz, lo que siempre ha estado oscurecido.. ya es Tiempo!

Este pedido de San Martín nos permite extraer varias conclusiones que vale la pena desmenuzar. Hoy quiero detenerme en un punto clave: lo que ocurrirá con esas tierras en la transición de decisiones que luego tomarán Luzuriaga y el Cabildo de Mendoza respecto de su solicitud. Lo primero es la mutación del nombre. San Martín habla de Retamo, pero con el tiempo comienza a imponerse otra denominación para la ubicación de sus tierras: Barriales. Esta transformación no es un detalle menor, y es un problema que aún hoy permanece sin resolver. Basta recorrer la zona para comprobarlo: nadie puede decir con precisión dónde empieza y termina el RETAMO, ni en qué punto comienzan o concluyen los BARRIALES. Aquí radica uno de los grandes errores de la historiografía tradicional: repetir, sin discutir, definiciones que jamás se contrastaron seriamente con el territorio. Escribir sobre tierras sin pisarlas, nombrar sin comprender las marcas del paisaje, aceptar como verdades absolutas rótulos administrativos que en su origen respondieron a decisiones políticas circunstanciales —y que con el tiempo sufrieron nuevas reinterpretaciones, límites fluctuantes e incluso reconfiguraciones según las comunidades que fueron surgiendo— ha sido la causa de que solo se relate un fragmento de la historia, y no su totalidad.

El segundo dato —y para mí uno de los más reveladores— es la fecha de su solicitud: 12 de octubre. ¿Casualidad? ¿O una de esas jugadas maestras que San Martín hacía sin anunciar, pero siempre con intención? Para un hombre de su lucidez, ¿no resulta, cuanto menos, sugestivo que el pedido del lugar que luego se convertirá en su “nueva ciudad”, su enclave elegido en el mundo, haya sido presentado justamente en una fecha cargada de sentido para la historia de América, esa misma América que él venía a liberar? Algunos verán azar; yo veo coherencia. Coherencia con su pensamiento, con su lectura crítica del pasado y con esa capacidad única que tenía para dejar mensajes en los pliegues del tiempo.

1816: Tierras, méritos y el inicio de un homenaje pendiente


En 1816, José de San Martín solicitó formalmente al Cabildo de Mendoza una merced de cincuenta cuadras de tierras en la zona de Retamo y Barriales, expresando su deseo de «elegir un rincón de ella en que dedicarme a romper el campo, cultivarlo y formar mis delicias». Aquella frase, sencilla y cargada de humildad, anticipaba una faceta íntima del prócer: el deseo de retirarse a la vida rural tras cumplir con sus deberes patrióticos.


El pedido fue bien recibido. El asesor jurídico del Cabildo, Ortiz, dictaminó favorablemente el 17 de octubre de 1816, y propuso no sólo conceder lo solicitado por el General, sino otorgar doscientas cuadras adicionales a su hija, doña Mercedes Tomasa de San Martín, en calidad de merced particular y graciosa.

Pero eso no fue todo. El mismo dictamen preveía una tercera dimensión: la posibilidad de que San Martín cediera los derechos de esas tierras a los expedicionarios del Ejército Libertador, gesto que se concretó poco después. A raíz de esa cesión, se autoriza un aumento de otras doscientas cuadras con el fin de que fueran distribuidas entre los «beneméritos coadjutores de los triunfos a que aspira en la próxima expedición». El General delegó en el Cabildo la facultad de repartir esas tierras, reafirmando así su rol institucional en favor de quienes lucharían por la libertad americana.

El asesor Ortiz, en su dictamen, también sugirió dejar constancia física del acto fundacional que el propio San Martín había impulsado en Barriales:

“En consecuencia, como el establecimiento de la Villa de los Barriales y su progresivo adelantamiento se ha debido a dicho señor General, se le debe levantar una columna en medio de la plaza en que se ponga una inscripción con el nombre de su autor, el primer General de los Andes, por la frente que mira al poniente; y por la del oriente, esta leyenda en latín: Multa meruit, fecerat ille magis”.La frase, que puede traducirse como “mucho mereció, pero había hecho aún más”, condensa en pocas palabras la admiración y gratitud que ya en vida despertaba el Libertador.

Fue en ese mismo contexto que el entonces gobernador intendente interino, Toribio de Luzuriaga, solicitó al Ilustre Cabildo de Mendoza que se inmortalizara la figura del General San Martín mediante la erección de una pirámide, símbolo de honor y gloria duradera.

La Pirámide Inmortal

Fuente: Archivo General de la Provincia, Sección Gobierno, Año 1816. Carpeta 287, Documento 38.

“¿Se han dado las ord.s de la delineación de la Pirámide cuya construcción se hará oportunamente por más que lo resista y se ofenda la inimitable modestia del jefe acrehedor por tantos títulos a que la posteridad le consagre otros monumentos q.e no se borren con la injuria de los tiempos. Sirvase V.S. mandar q.e este índice de gratitud se consigne en los Registros públicos y que los Individuos de la M.Yltt.Municipalidad pongan en manos de S.E la acta que se acordare en q. deberá insertarse esta indicación.

 Dios gue. A V.S. ms.as. Mendoza 20 de Diciembre de 1816.

                                                    Toribio Luzuriaga

Del M. Yltte Cabdo Justi.y Regimito.

Nota: Esta Pirámide se construyó y colocó en Barriales en 1925. Te espero en el próximo Episodio para conocer el final de esta historia.

Cierre del Primer Volúmen

Este episodio quiere ser apenas la antesala de un territorio que, desde hace más de dos siglos, permanece en litigio no solo administrativo, sino también simbólico. Retamo y Barriales: dos sitios fundacionales cargados de historia, disputas, silencios y equívocos que siguen interpelándonos. Ambos poseen un peso propio, suficiente como para obligarnos a revisar lo que creíamos sabido y a distinguir entre las interpretaciones certeras y las que, por repetición o desinformación, se volvieron erróneas.

Hoy, gracias a las nuevas herramientas, a la accesibilidad de archivos y a la posibilidad de contrastar fuentes, estamos mejor preparados para separar el dato del mito, lo dicho de lo real, y lo transmitido de lo verdadero.
Y esto es imprescindible, porque la imagen monumental de San Martín —esa figura que tantas veces sirvió de estandarte político, de excusa discursiva o de autoridad prestada— también fue objeto de manipulaciones, omisiones y conveniencias ajenas.

Pero incluso quienes no se consideran devotos sanmartinianos pueden reconocer un rasgo esencial en él: San Martín fue, ante todo, un vocero de los cambios y un custodio de la verdad, aun cuando esa verdad incomodara.
Bajo ese mismo principio, bajo ese hilo moral que atraviesa su vida y su legado, debemos nosotros evocar y sostener lo verdadero. De lo contrario, no solo erramos el camino: traicionamos la causa que él mismo defendió.


Las conclusiones y las reflexiones están implícitas en este artículo. Aún falta —y falta muchísimo— por revisar, desarmar y reescribir en la historia redactada, impuesta y acomodada alrededor de la gesta del Libertador. No cuesta nada decir la verdad; lo que cuesta, lo que siempre termina saliendo caro, es sostener una mentira. Porque la mentira solo conduce a un destino inevitable: la persecución de la verdad misma, esa que tarde o temprano vuelve a golpear la puerta.

Mi abrazo de siempre.
Nos encontramos pronto, para seguir buceando juntos en la memoria profunda de este ser humano llamado José de San Martín, cuya vida todavía tiene mucho que revelarnos.

Pd: Que crack Luzuriaga no? En un monumento quiso inmortalizar a San Martín cuando aún este no había alcanzado la Gloria Eterna. Realmente un visionario…Hoy olvidado por los que solo ven la luz de San Martín y se olvidan de sus colaboradores entrañables. Gloria a Toribio!



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