«100 Años de la Pirámide de Barriales»
Por Eduardo Guidolín Antequera
El homenaje inevitable
Quisiera invitarte antes de que comiences a leer, este episodio, que leas el anterior (25) para que puedas conocer la historia previa (1816). Hoy ya comenzaremos a plantear, lo que sucedía en el siglo XX, y como llegamos hasta la actualidad.
El departamento de Junín, guarda desde hace un siglo, un testimonio silencioso de gratitud: el monumento que inmortaliza el legado de José de San Martín. Aquel hombre que en vida esquivó honores, que rechazó títulos y distinciones con un pudor casi sagrado, no pudo impedir —al menos desde la eternidad— este tributo nacido del afecto profundo de su pueblo.
Así, en 1925, se concretó un homenaje largamente postergado. Una deuda que la comunidad decidió saldar, no por obligación cívica, sino por una convicción íntima: la certeza de que San Martín ya vivía en la memoria antes que en el bronce.
Uno de los monumentos más emblemáticos de Junín se alza hoy en las inmediaciones de la Plaza Mercedes Tomasa San Martín de Balcarce, en el histórico distrito de Barriales: un territorio que, en su origen, fue soñado, impulsado y señalado por el propio Libertador. Ese espacio no sólo honra el nombre de su hija; honra también la huella viva del General en la trama profunda del lugar.
Cada año, allí convergen las fuerzas vivas del departamento: escuelas, instituciones, agrupaciones civiles. Es el punto de encuentro del tradicional desfile cívico–escolar y militar que, con solemnidad y orgullo, conmemora el paso a la inmortalidad de San Martín.
Porque, aunque él nunca buscó la gloria, la gloria —tarde o temprano— siempre lo encuentra.
El monumento invisible
Si sos sanmartiniano, sabés que la vida del General no se lee sólo en los libros: también se recorre en el territorio. Reconocés los sitios donde estuvo, donde planificó, donde soñó. Pero también sabés, o intuís, que muchos homenajes nacidos después de su muerte se construyeron con ingredientes del imaginario colectivo, más que con la fidelidad de los datos. Lugares que fueron moldeados por el discurso antes que por la historia, por la costumbre antes que por la verdad.
Y esa brecha —esa grieta entre el mito y el hecho— es la que hoy nos convoca a revisar. Porque lo que se repite sin contrastar, se convierte en una forma de niebla; y la niebla, cuando se extiende demasiado, termina ocultando aquello que debería iluminarse.
No se trata de derribar símbolos, sino de devolverles su raíz. De volver a mirar, con ojos despiertos, los territorios que formaron parte del diseño mental y político del Libertador.
Y aquí aparece Mendoza: la tierra prometida.
El paisaje que lo recibió en 1814 como una revelación.
El escenario donde encontró, quizás por primera vez, una síntesis entre misión y destino.
La provincia donde pudo discernir, con claridad absoluta, la magnitud de su obra.
Hace un siglo, Barriales rindió Homenaje al Libertador: crónica de la inauguración de la Pirámide de San Martín en 1925
El 12 de julio de 1925, el distrito de Barriales, en el departamento de Junín, Provincia de Mendoza, vivió una jornada histórica: se inauguró oficialmente la Pirámide en homenaje al General José de San Martín, cumpliendo así un decreto dictado nada menos que en 1816 por el entonces gobernador Toribio de Luzuriaga y ratificado por el Cabildo de Mendoza.
La obra, largamente postergada, buscaba Inmortalizar la figura del Libertador en un sitio cargado de simbolismo: los terrenos de Barriales, ligados desde sus orígenes al propio San Martín, quien decidió que en esas tierras la creación de una villa destinada a impulsar el desarrollo regional.
Las Crónicas de la época
El Diario Los Andes, en su edición de aquel día, aseguraba que el monumento venía a cumplir los “anhelos del pueblo y las autoridades de 1816”, vinculando el homenaje con la fundación del departamento de San Martín —y aquí empiezan los interrogantes y las “definiciones oportunas”— y con la histórica chacra y el Molino de los Barriales, que la prensa daba por pertenecientes al Libertador. Incluso añadía el donativo de tierras que el pueblo mendocino habría hecho al General.
Y acá aparece otra sutileza, una de esas maniobras finas que “Don José de San Martín” deja envueltas en su estrategia habitual: primero recibe una donación, luego compra, luego vende, y más tarde él mismo dona.
Pero no adelantemos capítulos: ese juego de movimientos —tan suyo, tan calculado— lo desentrañaremos más adelante.
El acto oficial
La pirámide, erigida por orden de la intervención federal tras el hallazgo del documento original por el director del Archivo Administrativo de Mendoza, Alejandro Lemos, fue inspirada en la Pirámide de Mayo. Con una base de 3 x 3 metros y una altura de 7 metros.
Además del acto oficial, registró una jornada festiva que incluyó un desfile cívico-militar con la participación de un pelotón del Regimiento 16 de Infantería “Cazadores de los Andes”, acompañado de su bandera y banda musical. También se pronunciaron discursos a cargo del Dr. Mosca (en representación de la intervención), el Dr. Manuel Lugones (por la Junta de Historia de Mendoza) y el Mayor Ferrer (en nombre del Ejército Argentino).

Fuente: Revista de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza, Tomo XIV, Segundo Trimestre, Best Hermanos, 1939.
El programa de festejos fue organizado por una comisión de vecinos del distrito de Barriales, quienes pasaron a formar parte de la historia local al encargarse de los actos civiles. El cronograma incluyó carreras de bicicletas y sortija, juegos infantiles, partidos de fútbol, almuerzo oficial y un espectáculo de fuegos artificiales.
La Comisión Pro-Festejos estuvo compuesta por:
Presidente: Luis Lacourt; Vicepresidente: Anselmo Albarrán; Secretario: Rubén Torres; Prosecretario: Héctor Molina; Tesorero: José Pérez López; Protesorero: Manuel Millet. Vocales: Daniel Romy, Carlos Lacourt, Enrique Ramonot, José Julián, Amado Sánchez, Jesús López, Máximo Romy y Antonio Camardella.
Además, se organizó una comisión encargada del orden de la fiesta, integrada por: Paulino Pérez, Juan Paviglianitti, J. Alberto Orozco, Carlos Lacourt, Enrique Ramonot, José Julián, Amado Sánchez, Jesús López, Máximo Romy, Antonio Camardella y Carlos Suárez.


Agradecimiento a la Familia Marabini-Santacreu, oriundas de Barriales, por el aporte de estas fotografías.
Los periódicos como testigos
A continuación, se enumeran las publicaciones del diario Los Andes y La Tribuna (LT) que documentan el proceso de colocación, construcción e inauguración de la Pirámide en homenaje al General San Martín en el distrito de Barriales:
- 23 de mayo de 1925 – Los Andes, p. 5, col. 2
- 24 de mayo de 1925 – Los Andes, p. 5, col. 3
- 3 de junio de 1925 – Los Andes, p. 5, col. 5
- 23 de junio de 1925 – Los Andes, p. 5, col. 5
- 5 de julio de 1925 – Los Andes, p. 7, cols. 1 a 3
- 11 de julio de 1925 – Los Andes, p. 1, col. 4
- 12 de julio de 1925 – Los Andes, 2da sección, cols. 1 y 2 (día de la inauguración oficial)
- 13 de julio de 1925 – La Tarde, p. 1, cols. 4 y 5
Estas referencias permiten reconstruir cronológicamente el contexto previo, la cobertura del acto inaugural y las repercusiones posteriores en la prensa mendocina.
Algunos datos más que aparecieron en la prensa aquel día
En el articulo del Diario «Los Andes» del 12 de Julio de 1925, se dan a conocer estos datos:
En el plano simbólico, el artículo rescató una dimensión poco conocida: la donación de tres leguas de campo a San Martín por doña Isabel Montecinos (Retamo), la existencia del molino y la chacra de Los Barriales, y la figura de Pedro Advíncula Moyano, administrador de confianza del General, a quien se le cedió una fracción del terreno en 1834 de 50 cuadras, a través de su yerno Mariano Balcarce, como reconocimiento por sus servicios.
Por último, cabe señalar un error en la edición del diario en la identificación de las imágenes: se intercambiaron los pies de foto, adjudicando la imagen del Molino a la Iglesia (Nuestra Señora de la Luz, imagen que la oratoria popular dice que el General San Martín dejase en los Barriales, y luego dió origen a la Capilla) y viceversa. No obstante, resulta especialmente valiosa la fotografía que muestra la construcción en proceso de la pirámide, documento gráfico de gran relevancia histórica.



Otro dato valioso para la actualidad

Fuente: 13 de julio de 1925 – La Tarde, p. 1, cols. 4 y 5
Este artículo menciona “la Estación”, aludiendo a la Estación de Trenes San Martín, ubicada en el departamento de Junín, en lo que hoy conocemos como el distrito de La Colonia. En la actualidad, ya se han anunciado avances concretos para que esta estación vuelva a recibir pasajeros a través del futuro tren de cercanías, un proyecto que unirá el Gran Mendoza con la región Este. La terminal de este nuevo corredor será, justamente, la Estación Libertador General San Martín, en La Colonia, Junín.
En unos años —cuando los rieles vuelvan a sonar como en los viejos tiempos— será posible llegar en tren para visitar la Pirámide, el antiguo Molino de los Barriales, dentro de la «Hacienda del Libertador» y otros sitios vinculados a la presencia sanmartiniana en la zona. Un detalle que no es menor: en Mendoza, esta estación lleva el nombre del propio Libertador. Una ironía hermosa de la historia —o tal vez una coherencia secreta— que, después de dos siglos, San Martín siga siendo quien guía el camino.
Conclusiones y reflexiones
Este episodio, creo, se sostiene por sí mismo. Como un crisol donde convergen rayos y caminos, deja abiertas las puertas para nuevas reflexiones, nuevos estudios y nuevas posturas que permitan reinterpretar los legados, los vínculos y las verdades de un territorio que fue —y sigue siendo— profundamente sanmartiniano. Un territorio donde urge resignificar conceptos, definiciones y datos; no por capricho, sino para que la ciudadanía pueda conocerlos, adoptarlos y hacerlos parte de la construcción auténtica del legado de San Martín.
Porque sólo cuando volvemos a mirar lo sabido, cuando nos animamos a desmontar los relatos cómodos y a abrazar las evidencias, podemos reconstruir —con rigor y emoción— la memoria de este suelo.
Me despido, como siempre, con una imagen que habla por mí: una fotografía que tomé hace un tiempo en la Plaza de Barriales. Mi abrazo de siempre.


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